San Ignacio es mucho más que un punto en el mapa: es historia viva que se respira en cada rincón, donde las piedras de las antiguas reducciones jesuíticas aún susurran relatos del pasado. Enclavado en la selva misionera, este pueblo guarda el legado de los guaraníes y jesuitas, fusionando cultura, espiritualidad y resistencia. Las ruinas, declaradas Patrimonio Mundial, no son solo vestigios, sino testigos activos de una identidad que perdura. San Ignacio no se visita: se vive, se siente y se recuerda.
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1610
Los padres jesuitas fundan la reducción en territorio guaraní, con el objetivo de evangelizar y proteger a los pueblos originarios.
1631
La reducción es atacada por bandeirantes portugueses. Es destruido y se traslada a su ubicación actual en 1696.
1696
La reducción se establece en el lugar donde se encuentran actualmente las Ruinas Jesuíticas de San Ignacio.
1767
Carlos III de España expulsa a la Compañía de Jesús. Las reducciones comienzan su decadencia y son finalmente abandonadas.
1817
Durante las luchas de independencia, las ruinas son saqueadas por tropas luso-brasileñas.
1897
Comienza el asentamiento moderno del pueblo de San Ignacio, impulsado por colonos e inmigrantes.
Quiroga se instala en San Ignacio, donde escribe parte fundamental de su obra y deja una huella cultural profunda.
1943
Las Ruinas Jesuíticas de San Ignacio Miní reciben esta distinción por su valor histórico y arquitectónico.
1984
Las ruinas son declaradas Patrimonio Mundial junto a otras reducciones jesuíticas de la región.
Hoy
San Ignacio es hoy uno de los destinos más visitados de la provincia por su riqueza histórica, natural y cultural.
Independencia 605, N3322 San Ignacio, Misiones
Lunes a Viernes 06.30 a 11.30 horas
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